La demencia es una situación de deterioro cognitivo de tal intensidad que genera una repercusión significativa sobre las actividades complejas de la vida diaria y/o de las relaciones sociales.
La Organización Mundial de la Salud estima en 55 millones la cifra de personas con demencia en el mundo en la actualidad y predice que esta cifra se triplicará para 2050 si no se encuentras soluciones al problema. En España, se calcula que actualmente hay más de 800.000 personas con demencia y que en el año 2050 esta cifra rozará los 2 millones de afectados.
Enfermedad de Alzheimer, demencia por cuerpos de Lewy y demencia frontotemporal se encuentran entre las enfermedades más frecuentemente causantes de demencia en nuestro medio y muchos de los factores que aumentan su riesgo están bien reconocidos. Desafortunadamente solo algunos de estos factores de riesgo son evitables en este momento. La demencia tiene una repercusión enorme en la vida del individuo enfermo, pero también de los cuidadores y familiares. También hay repercusiones muy complejas de la demencia en aspectos jurídicos, legales, éticos y económicos. En España se estima que un paciente con demencia supone un gasto no inferior a los 25.000 € por persona y año. Los fármacos disponibles para el tratamiento actual de la demencia son esencialmente sintomáticos y los medicamentos con acción sobre dianas patogénicas de la enfermedad están tan solo en los albores de un desarrollo pleno. La producción científica sobre demencia ha crecido espectacular y continuamente durante los últimos 30 años en el mundo y en España pero tras la pandemia de COVID-19 hay señales de cierta disminución de esta actividad. España produce alrededor de un 3% de los documentos científicos publicados en PubMed sobre este tema. Finalmente, hay claras oportunidades para mejorar en la respuesta sanitaria que nuestra sociedad da a los pacientes con demencia y a sus familiares.