Es un hecho inevitable que los niños también mueren. La percepción a través de diferentes lentes, distorsionada, con distintos matices ha sido tratada por la literatura, la ciencia, la filosofía, las artes y la religión. Todas estas disciplinas han intentado traducir por medio de símbolos y palabras de adulto lo que experimentan los niños ante el trance de la muerte. Sin embargo, estas interpretaciones desfiguran la realidad y nos impiden hacer una evaluación correcta sobre este asunto, por lo que este artículo tiene el doble objetivo de recoger el estado del arte respecto a cómo son las manifestaciones de los niños enfermos que se ven enfrentados a la muerte y, por otra parte, realizar una reflexión ética sobre estas manifestaciones.